Si reparas las cosas en lugar de sustituirlas por una nueva, evitas contaminar. Esta máxima es tan simple que a nadie se le ocurriría rebatirla, ni siquiera a los más acérrimos defensores de que el comprar-usar-tirar es la receta de una economía sana.
Cada vez que reparas una cosa, evitas que se malgasten materias primas además de la huella del transporte y transformación de estas mismas materias y de la del propio objeto resultante. Desde hace un año, el precio de las materias como el aluminio o el hierro se ha disparado, lo cual no puede sino impulsar las reparaciones y el reciclado.
Reparar, no solo es tendencia, pues hay en internet decenas de sitios en los que puedes encontrar cómo arreglar, prácticamente, cualquier cosa. Pero es que además de ayudar al medioambiente, averiguar cómo devolver la vida a los objetivos es una actividad creativa, así que puede ser divertida también.
Repara los microondas, la lavadora, los televisores, ordenadores, móviles. Si los ordenadores y pantallas del planeta se reciclaran, no haría falta extraer el litio que ahora es necesario para el coche eléctrico.
Ni que decir tiene lo que se puede encontrar como solución a pequeños trabajos de fontanería.
Y en la industria del automóvil, los catalizadores, las centralistas electrónicas.
En la mayoría de los servicios de mantenimiento tienden a sustituir las piezas más comunes, o las que saben que dan algún tipo de defecto pasado un corto plazo, y poco más.
¡Repara! #Pondetuparte