Para reducir la huella de carbono de tu vivienda debes de instalar sistemas de energía renovable o paneles solares, así como acometer unas reformas aislantes.
A veces, los usuarios que miden su huella de carbono en la calculadora se dan cuenta de que tienen consumos de gas o luz muy elevados en su vivienda.
La cocina genera una pequeña cantidad de CO2 cada vez que la utilizas para freír; los refrigerantes de la nevera o el congelador tienen un elevado impacto en el efecto invernadero y, sobre todo, los de los equipos de aire acondicionado.
También otras actividades, como las estufas de leña o las barbacoas, pueden liberar a la atmósfera de una tacada muchos kilogramos de carbono atrapados en la madera.
En todo caso, por supuesto, es necesario ponerlo todo en balance siempre. Pues usar leña local puede tener mucho más sentido que quemar propano.
Se deben de instalar ventanas altamente eficientes, sistema de ventilación cruzada con recuperador, eliminar los puentes térmicos, cambiar equipos de calefacción y refrigeración por unos de aerotermia.
Si haces todas estas reformas y mejoras, llevarás tu vivienda muy cerca de las cero emisiones totales de CO2. Además del ahorro en las facturas y las subvenciones, muchos ayuntamientos ofrecen descuentos en el IBI en función de la reducción de la huella de tu vivienda.
#Pondetuparte